El coordinador de Movilidad de Ibiza, Gian Di Terlizzi, asegura que 2018 será el año en que el servicio insular de alquiler de bicicletas o bicing verá la luz. Sin poder precisar una fecha de inicio, explica además que están pendientes de «algunos factores no controlados desde el Consell». En concreto, se refiere a la aprobación por parte de los ayuntamientos ibicencos del traspaso de «una competencia totalmente municipal, como es la creación de un servicio integral gracias al cual quedarán conectadas numerosas localidades, independientemente del municipio al que pertenezcan».

Inicialmente, el proyecto constará de 60 estaciones repartidas por toda la isla, con 500 bicicletas de las cuales la mitad serán eléctricas. «El objetivo es que con el tiempo el sistema pueda ser eléctrico cien por cien ya que, con el apoyo de un motor, lograremos que muchos usuarios superen la resistencia que puede provocar el uso de las bicicletas por el esfuerzo físico que implica», afirma.

Tal y como avanzó el Consell hace meses, el sistema estará a disposición de residentes y turistas, con abonos anuales de entre 35 y 50 euros, e incluso los trabajadores que sólo vengan a hacer la temporada optarán a abonos semestrales. Los turistas podrán disponer del servicio mediante sus tarjetas de crédito y unos precios que rondarán los 12 euros al día.

En cuanto al tiempo de uso de la bicicleta, todavía se está valorando ya que «suele ser una media hora, pero aquí hay distancias importantes para recorrer en ese tiempo». Lo que sí sabe ya el Consell de Ibiza es que las estaciones se repartirán de «forma proporcional», priorizando los aparcamientos disuasorios para que los conductores dejen allí sus vehículos y se desplacen hasta los centros urbanos en bicicleta. Con la Autoridad Portuaria se ha llegado a un acuerdo para instalar tres de estos espacios en zonas como Botafoch, la nueva estación marítima de Formentera o cerca de Es Martell.

Si los ayuntamientos consideran que son necesarias estaciones extra podrán pedirlas a la empresa concesionaria, aunque si resultan deficitarias, dicho déficit correrá a cargo de los consistorios solicitantes.

Por ahora, el Consell tiene previsto licitar el servicio por diez años y un coste anual máximo de unos 300.000 euros. «Cualquier ingreso publicitario que se genere con las bicicletas o en las estaciones se restará al coste anual. Además, algunas empresas nos han comentado su interés por un posible patrocinio. Hablamos de déficit, pero no es así. Toda persona que coja una bicicleta, si lo pensamos, es un coche menos y todo lo que implica. Es una maravillosa inversión, con una fantástica imagen para quienes nos visitan», explica el coordinador.

Preguntado por las posibles reticencias de los ciudadanos a la hora de usar el sistema de bicing, Di Terlizzi señala que en reuniones con comerciantes o vecinos «ya nos habían pedido algo parecido». «Hay un goteo continuo de empresas que nos presentan propuestas y están ansiosas porque quieren participar puesto que Ibiza es un escaparate en sí misma y supone una gran publicidad para ellas», reitera.